Puedo probar fehacientemente que hace por lo menos seis años que -sin sustrato ideológico ni partidario- estoy reclamando el libre porte de armas para ciudadanos sin antecedentes penales de violencia ni restricción de carácter psiquiátrico; y la presunción de Legítima defensa para ciudadanos víctimas de delitos o que intervengan en defensa de terceros. Ello, por supuesto, abarca a Policías, cuya función no quita carácter de ciudadanos de primera.

Ayer recibí un aporte muy interesante, que sustenta mi aseveración de que no estoy pidiendo Licencia para matar sino que se permita a los Ciudadanos de bien defender por lo menos tres derechos consagrados por la Constitución: Vida, Honor y Propiedad; en la forma de una relativización de la presunción para los casos de delitos cometidos durante el día; presunción que se vuelve absoluta en el caso de que alguien ingrese sin autorización a nuestro hogar, en horas de la noche.

Los argumentos a favor llueven. Por citar algunos de carácter estadístico: los delitos violentos se reducen drásticamente en los Estados de USA en que el porte de armas es libre, rige la ley «Castle» y -miel sobre hojuelas- se juzga carreras delictivas, no hechos aislados (como acá). Esta tesitura es conocida como «third strike»: los dos primeros delitos son juzgados con la severidad básica el primero, acumulada el segundo y -al tercero, sea de la índole que sea- corresponde una pena mínima de 20 años.

Como me parece que ya escucho el coro de ranas que inmortalizó el hit «Ser joven no es delito» (que tanto bien nos hizo, especialmente a los pibes chorros y asesinos); sugiero a los apresurados coreutas leer primero lo que sigue. Los Estados de la Unión en los que peores son los números de delincuencia, son aquellos en los que gobiernan los Progre.

Como decía el Pocho Perón: «No hay más berdá que la realidá», Compañero.»

¿No quieren aumentar las penas? Compro, si y sólo si, me dejan estas dos modestas acotaciones:

– a igual delito, igual pena

– adiós las increíbles DOCE causales de liberación anticipada que contiene el Código, que pusieron anticipadamente en la calle a tantos como el Tatán; o al anormal este que- junto a su hijo- se hizo famoso el otro día en el Devoto de la Av. Rivera.

Señores Legisladores: Somos adultos, suficientemente responsables e inteligentes como para poner en nuestras manos elegirlos a Ustedes. Nadie tiene derecho a afirmar que no lo somos para defender nuestra vida, honor y propiedad, a nuestra gente, vecinos o conciudadanos; con el único límite de no atacar primero.

– Carlos A. Santo Cuevas