En Uruguay, uno de cada quince empleos tiene lugar en el sector turismo. Luego del Este, la segunda región con mayor proporción de habitantes trabajando en dicho sector es el área metropolitana.

En el año 2022 -según consta- la ciudad de Montevideo recibió más de 600.000 visitantes. Gastaron ellos aquí unos cuatrocientos millones de dólares.

En Madrid, España, esta semana, tuvo lugar la feria FITUR. Ferias de turismo como la citada tienen por finalidad que agentes privados hagan negocios. Los representantes de destinos -como nuestra capital, único destino nacional que recibe turistas durante todo el año- van, simplemente, a informar; lo que es decir: con un representante por destino es suficiente.

Fernando Amado, Director de la División Turismo de la Intendencia de Montevideo, asistió esta semana a la FITUR . Fue acompañado de no una, ni dos, sino de tres funcionarias. Orgullosamente, publicó en sus redes sociales acerca el «honor» que representa para él promocionar a «la bella Montevideo», principal destino turístico de Uruguay.

Muy de moda está la empatía; empaticemos, pues, con un turista que visita «la» Montevideo.

El principal punto de ingreso de turistas fluviomarítimos es la Ciudad Vieja. Nuestro apreciado visitante desciende del navío que lo trae a nuestras costas, y frente al acceso Yacaré percibe -aún en ausencia de algún barco ganadero- fuertes efluvios amoniacales.

Desconociendo que no se trata de ovejas, insiste en conocer nuestra ciudad; y busca, valiéndose de su smartphone, información sobre el bus turístico de la lustrosa capital, que tan enérgicamente fuera promocionada.

El bus turístico consiste -según ha leído nuestro querido visitante- en un recorrido en ómnibus de dos pisos, con un sistema automatizado de transmisión de información turística mediante audios en siete idiomas (español, alemán, francés, inglés, italiano, portugués y japonés), imágenes en simultáneo; y por si esto fuera poco, que cuenta también, en algunos recorridos, con guía.

«El bus turístico de Montevideo se encuentra fuera de servicio hasta nuevo aviso», le indica -textualmente- el sitio web de la Intendencia capitalina; desde al menos noviembre del año pasado, al comienzo de la temporada de cruceros.

Recorre, pues, por sus medios, el bienvenido huésped nuestra rambla, hasta la zona del cartel de «Montevideo». Nota allí dos hoteles que reciben a sus pares de alto nivel adquisitivo.

Para aliviar la sed que la caminata produjérele, busca en dónde adquirir un agua mineral de las que nuestro país con orgullo promocionara. Mas el parador de Kibón se encuentra -por usar un estilo en boga- espontáneamente reconvertido en servicio higiénico a cielo abierto, y exhibición de arte gráfico sobre material de construcción, todo ello con un claro énfasis participativo.

Motivado como pocos, dirígese nuestro amigo hasta el complejo Kibón Avanza. Espera encontrar allí, en sitio tan privilegiado, un mercado gastronómico do al menos le darán un vaso de agua.

Llega, y su desilusión es grande: El establecimiento es usado como depósito. Ahórrase, al menos, nuestro amigo el golpear la puerta, ya que percibe de lejos el abandono de los decks y jardinería.

Asume, quizás, que la suerte le es propicia: La Antena de Di Candia fue privada, por el viento o las circunstancias, de la que en vida fuera una caja de vino; la que dicha instalación, a guisa de cocarda, periódicamente vuelve a lucir.

Trasládase nuestro hermano, pues, a la zona del Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa, un hotel de cinco estrellas que -por si fuera poco- es, además, monumento histórico nacional.

Al llegar a tan ilustre mojón de nuestra arquitectura, ve nuestro hermano que la rambla está derrumbada. Pregunta, en buen o mal castellano, sobre el asunto a un vecino; y enteráse de que la espontánea innovación orográfica vive hoy su segundo añito.

Director Amado,

¡VÁYASE A PASEAR!

Agrupación Libertad Montevideo